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Un norteamericano de 39 años que padece paraplejia descubrió cuando se despertó que su mascota, que tenía el hocico lleno de sangre y las patas delanteras, le había arrancado uno de sus testículos y se lo estaba comiendo. El hombre se recupera en el hospital de las heridas, mientras que el perro ha sido sacrificado.
Un norteamericano de 39 años que padece paraplejia descubrió cuando se despertó que su mascota, que tenía el hocico lleno de sangre y las patas delanteras, le había arrancado uno de sus testículos y se lo estaba comiendo. El hombre se recupera en el hospital de las heridas, mientras que el perro ha sido sacrificado.