
Es talentoso, y se notó en la primera impresión. Cabecita levantada, pelota al pie y atrevimiento para encarar y buscar el arco en las primeras de cambio.

Apenas unos minutos de aquella interesante oportunidad que le ofreció Gustavo Díaz en un amistoso fueron suficientes para notar que Gastón Pereiro era un botija diferente al resto.