El ciclo más glorioso de la historia del fútbol español murió en un templo, en Maracaná. Allí soñaba con jugar la final y allí le volvieron a dar una patada para que saliese por la puerta de atrás del Mundial. España no merecía un final así, pero así es el maldito fútbol. Del cielo se bajó al infierno.
El campeón abdicó del trono y lo hizo con todas las de la ley. Chile jugó con nuestros nervios y España fue un flan durante toda la noche. Otra vez nada salió bien. Falló Casillas, fallaron los defensas y en ataque no metimos ni miedo. No quedó ni un pico de la estrella. Cuando las cosas van mal siempre pueden ir peor.