103 – Destino que no recuerdo. 18:20 horas.
Me subo al ómnibus, lo mismo de siempre. Estaba bastante lleno, pero no demasiado. Había espacio para moverse, así que me fui al fondo, dejando atrás a la joven pareja que no para de mostrar el cariño muto a besos. ¿Para qué quedar de paleta?
Quedé parado. Me preguntaba si el ómnibus me llevaría hasta la intendencia, porque jamás había visto el destino que ya olvidé el nombre. Saqué y miré el boleto: ‘103 F’ decía. Acompañado de unas letras más que no recuerdo. ¿A dónde me llevaría? No tenía la más mínima idea.
Me subo al ómnibus, lo mismo de siempre. Estaba bastante lleno, pero no demasiado. Había espacio para moverse, así que me fui al fondo, dejando atrás a la joven pareja que no para de mostrar el cariño muto a besos. ¿Para qué quedar de paleta?
Quedé parado. Me preguntaba si el ómnibus me llevaría hasta la intendencia, porque jamás había visto el destino que ya olvidé el nombre. Saqué y miré el boleto: ‘103 F’ decía. Acompañado de unas letras más que no recuerdo. ¿A dónde me llevaría? No tenía la más mínima idea.