Gracias a los triunfos, a su entrega y humildad transmitida (y por Messi y Mascherano), la Selección conquistó al Pueblo
Miguel sacó la bandera argentina a su balcón. Juliana, que de fútbol sabe poco y nada, tiene la camiseta de la Selección como foto de contacto en su chat. César le contagió el fanatismo por Sabella a su esposa. Irene, que no conocía a Mascherano, confiesa en la caja del supermercado que lloró al verlo jugar el miércoles. Lucho, que hace como diez años que no va a una cancha de fútbol, intentó convencer a sus amigos para ir a Río de Janeiro en auto a ver la final. En la tele no se habla de otra cosa y en la radio hasta los programas políticos buscan una referencia para hablar de la Selección. El pueblo, después de dos décadas, volvió a sentir orgullo de su Selección y, en un país futbolero como Argentina, disparó las emociones al ritmo del dólar blue en verano.
Miguel sacó la bandera argentina a su balcón. Juliana, que de fútbol sabe poco y nada, tiene la camiseta de la Selección como foto de contacto en su chat. César le contagió el fanatismo por Sabella a su esposa. Irene, que no conocía a Mascherano, confiesa en la caja del supermercado que lloró al verlo jugar el miércoles. Lucho, que hace como diez años que no va a una cancha de fútbol, intentó convencer a sus amigos para ir a Río de Janeiro en auto a ver la final. En la tele no se habla de otra cosa y en la radio hasta los programas políticos buscan una referencia para hablar de la Selección. El pueblo, después de dos décadas, volvió a sentir orgullo de su Selección y, en un país futbolero como Argentina, disparó las emociones al ritmo del dólar blue en verano.