Ellas nos traen al mundo y desde ese momento en adelante su único pensamiento, es el que siempre estemos bien. Si comemos lo suficiente, si nuestra ropa es la suficiente para mantenernos calientes, atentas y cuidadosas, siempre preocupándose por que nuestra habitación esté ordenada para años después, hasta seguir arreglándonos la casa.
Nuestras madres están siempre para nosotros ahí y pareciera que no tienen otro interés en la vida, sino el hecho de que siempre estemos y nos vaya muy bien. Olvidamos rápidamente que nuestra madre es también un ser humano con su propia vida, sueños y deseos, que su amor por su hijo es demasiado grande y que cuida de él hasta el punto de olvidare de ella misma.
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