Adolf Hitler ha pasado a la Historia por ser uno de los personajes más odiados de toda la humanidad, a pesar de que durante más de una década tuvo una legión de seguidores que lo idolatraron y colocaron en un pedestal, convirtiéndolo en un hombre que se sentía un ser supremo y amparado por la divina protección de Dios.
Esta protección, que él mismo creía tener, venía en parte por la suerte que había corrido su vida, tras sufrir repetidos y frustrados intentos de atentado que un buen número de personas llevaron a cabo para acabar con su vida pero nadie consiguió.
Esta protección, que él mismo creía tener, venía en parte por la suerte que había corrido su vida, tras sufrir repetidos y frustrados intentos de atentado que un buen número de personas llevaron a cabo para acabar con su vida pero nadie consiguió.